“La crisis de Compromís acelera la ruptura entre comunistas y nacionalistas en EU e impulsa el intento del Bloc de liderar un espacio electoral alternativo”
P. ROSTOLL, Información, 31/7/07
La batalla por el control de Compromís pel País Valencià -el grupo que todavía comparten en las Cortes los diputados de EU y los del Bloc- ha abierto una grave crisis en Esquerra Unida, el socio mayoritario de la coalición, que deja a la formación al borde de una escisión que, es cuestión de tiempo, con toda probabilidad, acabe consumándose antes de las generales. El PCPV?y Esquerra i País, los dos grandes polos que venían cohabitando en EU, han iniciado un camino sin retorno hacia la fractura que han escenificado en el grupo parlamentario de las Cortes con el Bloc, la formación que lidera Enric Morera que intenta liderar ese espacio alternativo, como colaborador necesario del sector nacionalista de EU, afín a Pasqual Mollà.
El debate sobre la elección del consejero de Compromís en Canal 9 y la sustitución de Glòria Marcos -coordinadora de EU con el respaldo de los comunistas- como portavoz parlamentaria, aceptada el viernes por las?Cortes, no son mas que la espita de una lucha de mayor calado: la batalla por liderar el único espacio con ciertas opciones de sobrevivir entre el bipartidismo que encarnan PP y PSPV. La izquierda valenciana se mueve ahora, con diez años de retraso, en el mismo proceso de clarificación de siglas que vivió la derecha autóctona en la década de los 90 cuando los populares, con Zaplana a la cabeza, se comieron a UV, que pasó de tener doscientos mil votos en 1991 a la marginalidad extraparlamentaria en 1999.
Entre las fuerzas progresistas, dada su mayor fragmentación, el proceso, en todo caso, es más complejo. Al margen del PSPV, que encarna la alternancia al PP, la cuestión que se está dilucidando con la crisis de Compromís, admiten fuentes tanto de EU como del Bloc, es quién y cómo se lidera ese tercer espacio político: si sigue tutelado por el sector comunista que controla EU o si, por el contrario, se vertebra desde las posiciones del nacionalismo progresista que representan el Bloc y Esquerra i País -un sector que suma un tercio largo de Esquerra Unida- con el referente de Iniciativa per Catalunya como horizonte. Esa es la cuestión.
Algo de agua en la piscina, números en mano, hay. De hecho, con los resultados de 2007 en la mano, unos comicios malos para la izquierda, las candidaturas autonómicas de Compromís lograron unos 200.000 votos a pesar del hándicap de no repetir alianza en las grandes ciudades con la única excepción de Elche. El espacio es mayor en el campo municipal, desde el que el Bloc y Esquerra i País quieren construir. En las locales hubo un empate técnico entre EU, que logró 103.000 votos, y el Bloc, que cosechó otros 100.000, eso sí, teniendo en cuenta que los nacionalistas no presentaron listas en varias poblaciones, entre ellas Valencia, al llegar a acuerdos con el PSPV. A ello cabe sumar, los casi 30.000 votos que reunieron las listas municipales de Compromís, en su mayoría impulsadas por Esquerra i País y el Bloc -caso del Baix Vinalopó-, y los cerca de seis mil que lograron en la provincia las candidaturas verdes. En ese escenario, al que cabe añadir la crisis de identidad del PSPV, existe, por tanto, un espacio político alternativo. Alrededor de 250.000 electores al margen de las mayorías. ¿Quién es capaz de liderar a esos votantes? En esa batalla cabe enmarcar la crisis de Compromís.
De momento, la alianza entre el Bloc y Esquerra i País ha logrado hacerse con el grupo en las Cortes, que dirigirá Mònica Oltra con Enric Morera como adjunto, y dispone de un apreciable poder municipal con los trescientos ediles que cosechó el partido de Morera más otro medio centenar afines a la corriente de Mollà en municipios como Elche, Crevillent, Santa Pola, Petrer o Llíria. Al sector mayoritario de EU, con Glòria Marcos y el PCPV le restarían los tres diputados, ahora sin mando alguno en el grupo de Compromís, y apenas unos ochenta concejales -ninguno en grandes ciudades- para tratar de sobrevivir.
El calendario que hay sobre la mesa, además, conduce de forma inexorable a agrandar la fractura con esos dos proyectos sobre la mesa, uno liderado por el Bloc y Esquerra i País y otro por EU, con Glòria Marcos y con el PCPV casi copando la organización. Parece seguro que la cúpula de EU expulsará a Mònica Oltra y Mireia Mollà de la formación, el 20 de octubre Esquerra i País se constituirá como partido con el nombre de Iniciativa del Poble Valencià y en noviembre los comunistas purgarán a Isaura Navarro, afín al sector de Mollà, como candidata al Congreso. Un camino, a estas alturas, de muy difícil retorno.
La batalla por el control del grupo en las Cortes tiene un valor añadido: la repercusión mediática y, sobre todo, la cuestión de la financiación de los partidos que forman parte de la coalición de Compromís. De hecho, uno de los grandes caballos de batalla de los contactos para poner en marcha la agrupación electoral, fue, precisamente, los intentos de Glòria Marcos y del PCPV por elaborar las candidaturas de manera que, en todo momento, mantuvieran el mando de las operaciones.
Sobre una decena de diputados, el grupo parlamentario del que Compromís pensaba disponer, el PCPV se había reservado cuatro escaños para, junto al verde Joan Francesc Peris, un fiel aliado ahora de EU cuando hace diez años fue uno de los que salió expulsado dentro de Nova Esquerra, tener la mitad del grupo. Sin embargo, las cuentas no salieron.
En última instancia, en el grupo quedaron la independiente Glòria Marcos, a la que apoyan Marina Albiol y Lluís Torró, ambos del PCPV; y, por otro, los nacionalistas Morera y Josep Maria Panyella junto a Mònica Oltra y Mireia Mollà, ambas de Esquerra i País, la corriente nacionalista de EU. Ahora ha sido la remoción de la síndica, la citada Marcos y su sustitución por Mònica Oltra, pero, en un futuro, al margen de la presencia mediática, con la mayoría del grupo, los diputados de Esquerra i País y del Bloc pueden, incluso, expulsar a los comunistas, llegado el caso.
Y luego está la cuestión de la financiación. En principio, como el grupo no se ha roto deben mantenerse los criterios que marcan que EU debe recibir el 60% de los fondos destinados al funcionamiento del grupo, el 30% es para el Bloc, el 7% para Els Verds, el 2% para Izquierda Republicana y el 1% para Esquerra Ecologista. Pero, en caso de una expulsión de Glòria Marcos y de los dos diputados fieles, éstos quedarían como no adscritos sin ningún tipo de financiación.